El momento del parto es especial para todas las madres, el primer contacto con el bebé es siempre inolvidable, pero para quien opta por la cesárea o precisa pasar por este procedimiento, las marcas del posparto pueden ser un gran problema.
El reposo inadecuado o el esfuerzo físico en exceso pueden contribuir con la aparición de las cicatrices hipertróficas post-quirúrgicas. La cicatrización irregular es capaz de generar adherencias que resultan en un aspecto disforme y visualmente indeseable.
Actualmente los procedimientos estéticos son los salvadores de las secuelas post-quirúrgicas, tratando el área lesionada y contribuyendo con la minimización o exclusión de estas cicatrices.
El Vibria y el Híbridi de HTM son equipos de ultrasonido que promueven la aceleración del metabolismo celular, mejorando la maleabilidad de los tejidos y la quiebra de los nódulos fibróticos. Ambos tratan y recuperan los tejidos después de 48 horas de la cirugía.
Estos equipos presentan terapias combinadas con corrientes electroterapéuticas, que contribuyen con la alineación de las fibras de colágeno, restablecen la bioelectricidad tisular y aún actúan en la destrucción de microorganismos que pueden causar infecciones.
Con la inclusión de los tratamientos en el postoperatorio inicial, los resultados obtenidos son significativamente mejores, previniendo complicaciones y reduciendo los síntomas álgicos. En el postoperatorio tardío es posible tratar irregularidades corporales derivadas de la cirugía, reduciendo las fibrosis cicatriciales.
La Consultora Científica de HTM, Patricia Lopez, explica que es necesario tener atención a la cicatriz para así suavizarla. «Un post operatorio, cuando no tratado correctamente, puede traer complicaciones importantes como procesos infecciosos graves hasta cicatrices con irregularidades, las llamadas cicatrices atróficas, hipertróficas o queloideanas. Además del aspecto antiestético, estas cicatrices son capaces de provocar cambios posturales importantes derivadas principalmente de la adherencia en el tejido cicatricial.
Son recomendadas, en promedio, 8 sesiones, más este número puede variar conforme cuadro clínico y evolución de cada paciente.